Crepitan ya las velas en la ría;
tú ¿por qué no te embarcas, alma mía?
—Porque Dios no lo quiere todavía.
—Mira: piadosamente las estrellas
nos envían sus trémulas centellas...
—¡Bien quisiera vestirme toda de ellas!
—Tu amiga, la más tierna, ya se fue.
Los que te aman se van tras ella; ¿qué
vas a hacer tú tan sola?
—No lo sé.
28 de enero de 1918
tú ¿por qué no te embarcas, alma mía?
—Porque Dios no lo quiere todavía.
—Mira: piadosamente las estrellas
nos envían sus trémulas centellas...
—¡Bien quisiera vestirme toda de ellas!
—Tu amiga, la más tierna, ya se fue.
Los que te aman se van tras ella; ¿qué
vas a hacer tú tan sola?
—No lo sé.
28 de enero de 1918
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