El amor de paso,
el amor accidental,
se da entre dos cuerpos
en el plano del animal,
cuando son más sensibles
a la atracción por la sal,
tienen el don de moverse
y saltar el corral.
Realizado el encuentro,
reunidos en pareja,
hé aquí que van asumiendo
el ceremonial
que ahora es ya difícil
definirse de cuál:
si todavía del semoviente
o ya del vegetal
(pues los gestos revelan
el ritmo luminal
de planta, que se mueve
pero en el mismo sitio).
Al fin, ya no se sabe
si aun es vegetal
o si la planta se hizo
formación mineral,
a fuerza de querer
permanecer tal cual,
en la permanencia viva
que es propia del cristal,
que no sólo puede ser
lo inmóvil más cabal
pero que al estar inmóvil
está encendido y actual.
II
Después viene el regreso:
suben del mineral
para volver a la superficie
del reino habitual.
Viene el desintegrarse
de aquella piedra o metal
en que antes se soldara
el doble vegetal.
Viene lo difícil de-
senmarañarse mal,
desabrazarse lento
de aquella planta dual
que mientras embarazada
recordaba un bejucal
(al parecer una
siendo aun plural).
Viene el desabrazarse
sin querer, gradual,
de plantas que no quieren
subir al animal,
ciertamente por comprender
que el bicho inicial
a que ahora regresan
(ya van en el vegetal),
ciertamente por comprender
que el bicho original
al que ya regresaron
desligados, al final,
no se encontrarán más
en el pajar o en el arenal
multimultiplicado
de cualquier capital.
el amor accidental,
se da entre dos cuerpos
en el plano del animal,
cuando son más sensibles
a la atracción por la sal,
tienen el don de moverse
y saltar el corral.
Realizado el encuentro,
reunidos en pareja,
hé aquí que van asumiendo
el ceremonial
que ahora es ya difícil
definirse de cuál:
si todavía del semoviente
o ya del vegetal
(pues los gestos revelan
el ritmo luminal
de planta, que se mueve
pero en el mismo sitio).
Al fin, ya no se sabe
si aun es vegetal
o si la planta se hizo
formación mineral,
a fuerza de querer
permanecer tal cual,
en la permanencia viva
que es propia del cristal,
que no sólo puede ser
lo inmóvil más cabal
pero que al estar inmóvil
está encendido y actual.
II
Después viene el regreso:
suben del mineral
para volver a la superficie
del reino habitual.
Viene el desintegrarse
de aquella piedra o metal
en que antes se soldara
el doble vegetal.
Viene lo difícil de-
senmarañarse mal,
desabrazarse lento
de aquella planta dual
que mientras embarazada
recordaba un bejucal
(al parecer una
siendo aun plural).
Viene el desabrazarse
sin querer, gradual,
de plantas que no quieren
subir al animal,
ciertamente por comprender
que el bicho inicial
a que ahora regresan
(ya van en el vegetal),
ciertamente por comprender
que el bicho original
al que ya regresaron
desligados, al final,
no se encontrarán más
en el pajar o en el arenal
multimultiplicado
de cualquier capital.
Joao Cabral de melo neto
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