INICIO

HOME

SOLO UNA VEZ


Ha sido mucho tiempo de encuentros fingiendo ser fortuitos, muchas veces las que he pasado mi mano rozando tu brazo para sentir el tacto de tu piel con la mía, y de miradas esquivas que aun sin quererlo se encontraban. Y tú lo sabías… Fuiste rápido al cazar mis intenciones. Las pillastes al vuelo. Y por eso me seguiste y entraste en este juego con fuego en el que tú sabías que no te quemarías... Pero yo sí.

Todo había ido muy bien. Toda mi vida he estado vigilante ante mis impulsos más bajos, prohibiendo llegar a ese sitio al que tú me invitabas, dejando que tan sólo la imaginación satisficiese mínimamente mis deseos primarios. Y sin embargo, ahora, aquí te tengo, sonriéndome, guiñándome el ojo y susurrándome al oído - Sólo una vez. Hazlo, sólo una vez. - Ahí llegó mi perdición, cuando la curiosidad se mezcló con la oportunidad. Y aunque te contesté enseñando mi alianza, tú me respondiste que no te importaba las ataduras que se exhibieran desde mi dedo anular, y me volviste a repetir - Una vez. Hazlo, sólo una vez.
¡Al diablo con todo! Tienes razón y no tiene por qué pasar nada. Solo lo haré hoy. Y aquí estoy ahora, en una casa que no conozco, sin importarme ni un ápice lo que me rodea, ni lo que pueda encontrarme. Sólo me importa este momento. Mi momento.

No quiero que hables. No me hace falta. Ya no digas nada. Solo quiero aprovechar cada segundo sin que éste pase en balde. Sintiendo tu fuerza oprimiendo mi cuerpo, tus brazos anudándose a los míos, tus labios a menos de un centímetro de mi boca. Es tan excitante que me tengo que repetir - Una vez. Lo haré sólo una vez- Así que, no puedo perder el tiempo y tengo que hacer realidad cada uno de mis sueños, en esta única oportunidad donde me permito descubrir mi auténtica debilidad.

Y me das media vuelta y puedo ver tu pecho entre las aperturas de la camisa. No, no te la quites, deja que la rompa haciendo que salten los botones para así destapar tu torso. Estoy a cien por hora, pero tengo que repetirme una y otra vez que sólo lo haré hoy, pues nunca más volverá a suceder. Tengo que prometérmelo y satisfacer todas mis fantasías, en una sola carta, para no olvidarlas jamás. Ahora te agarro por la espalda. Puedes sentir mi fuerza. Dos iguales viviendo intensamente el momento.
Te arrincono contra la pared mientras paso mi lengua lentamente por tu cuello y dejo caer la mano hasta notar lo abultado del pantalón… ¡Anda, vicioso, que sé que te estás dejando!
Te vuelves a girar, me tiras encima de la cama y luego te posas sobre mí mientras me despojas de todas mis prendas. Yo sigo pensando que esto no puede ser real. ¡Jamás creí que me atrevería hacerlo! Todo el esfuerzo de una vida arrojado a un agujero sin fondo. Entonces me vuelvo a repetir: Una vez, sólo una vez
- No importa. Ya no pienses en eso - me digo de nuevo y vuelvo a centrarme en cada centímetro de tu cuerpo mientras te quito lo último que te queda encima. Tan sólo te queda el reloj, mostrándome el tiempo que me queda para volver a la realidad, o tal vez a mi verdadera fantasía. Y sintiendo tu barba frotándose contra mi piel, te entrego por fin a mi más estricto yo.

Ahora voy a olvidarme de todo, pues aún me quedan dos horas. Y me repito a mí mismo - Sólo una vez. A las ocho debo volver a mi perfecta vida de casado, al lado de mi perfecta mujer.
Autor: Roberto Arévalo

1 comentario:

Roberto Arévalo dijo...

Gracias Marissa por publicar este relato y por cederme un cachito de tu blog para que otros lo lean: Un beso muy fuerteee!